♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 1, 45-51 ♰
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret”. Natanael le replicó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Felipe le contestó: “Ven y verás”. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: “Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Natanael le contesta: “¿De qué me conoces?”. Jesús le responde: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. Natanael respondió: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Jesús le contestó: “¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores”. Y le añadió: “Yo les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.
Reflexión
No hay nada más bonito que encontrarnos hoy con ese elogio que hace Jesús acerca de Natanael; una persona que le produce una conmoción al corazón del Señor. Y mira que el Señor dice -de este discípulo- que en él no hay doblez, no hay engaño. No tiene como dos corazones o dobleces en el corazón, uno para las verdades y otra para las mentiras , y eso es fundamental; esto es hermoso porque esto mismo se ha de decir de ti, porque somos hombres y mujeres íntegros que procuran vivir con coherencia la fe que profesamos. El mentiroso, el que tiene un ánimo doble, el que actúa con poca claridad, suena como una campana rota. Podemos decir algunos sinónimos de un insincero: un ambiguo, un ladino, un disimulado, un taimado, un astuto.
Por eso, que estas virtudes que hoy el Señor nos está pidiendo -la verdad, la sinceridad, la transparencia y la pureza de corazón-puedan ser rescatadas en la vida personal. Y tenemos que aprender a pedirle al Señor que nos ayude, porque ciertamente estamos en un mundo que nos atrapa, nos arrastra y nos lleva a situaciones de mentira o a tener el corazón doble. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo, feliz día.