Reflexión del Día - Septiembre 26 de 2020

Muy bien nos encontramos aquí con los discípulos asustados que no se atrevían a preguntar por el significado de esas palabras que el Señor estaba diciendo. Hablar de muerte pues no es fácil para nadie, porque es como enfrentarse a un misterio. Enfrentarse a lo que nos trasciende, que a veces no tiene explicación, sino que muchas veces hay que aceptarlo en la fe y en la confianza. Y una vez más el Señor acepta la muerte desde el abandono en su Padre, y solo así fue capaz pues de traer sobre nosotros la salvación. Creo que a veces a tantas preguntas, pues nos perdemos en preguntas; y cuántas otras no somos capaces ni de cuestionarnos por miedo a la respuesta. Y es el Señor quien nos sorprende, nos da un infinito amor, una infinita confianza; y nos da lo esencial para mover la vida. El temor paraliza y nos deja sin fuerzas para actuar, pero el que ama ha pasado de la muerte a la vida. Y por eso, quiero invitar a echar fuera el miedo y a vivir en la plenitud del Amor.

Me gustaría que hoy pensaramos un poco en la muerte y rezaramos por el día de nuestra muerte, porque solo Dios lo conoce, solo Dios conoce la hora en la que estaremos en su presencia. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.