♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 7, 1-10 ♰
Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor.Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor,porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga".Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.Porque yo -que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes- cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace". Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe".
Palabra del Señor.
Reflexión
Vale la pena que meditemos hoy cómo es nuestra fe, y que hoy le pidamos a Jesús que nos otorgue la gracia de crecer en ella día a día. En alguna oportunidad San Agustín decía que tener fe es creer a Dios que sale a nuestro encuentro y se da a conocer, creer todo lo que Dios dice y revela, y por último, creer en Dios, amándole, confiar sin medida en Él. Así que tenemos que progresar en la fe; y yo creo que la primera situación que reside en nosotros, en el afán de conocer mejor a Dios, pues se concreta en la fidelidad a la verdad revelada por Dios. Y no hay que olvidar: creer a Dios nos lleva a verle muy cerca de nuestro vivir diario, a tratarle diariamente en diálogo amoroso en la oración, y en medio de trabajo, de alegrías, de tristezas. La fe verdadera nos une a Cristo, y eso nos da seguridad. Y la seguridad está por encima de toda circunstancia humana; pero para tener fe, necesitamos la estrategia de el Centurión: sabernos nada ante Jesús, no desconfiar jamás de su auxilio...aunque alguna vez tarde en llegar, aunque se demora tal situación (qué se yo)...tantas cosas. Así que pidámosle a nuestra Madre Bendita que podamos encontrar esa unión profunda entre fe y humildad, y pidámosle que nos enseñe a crecer en ellas. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.