Reflexión del Día - Septiembre 13 de 2020

Listen to "Ep. 159 | SEP:13:2020 Domingo 24º del Tiempo Ordinario" on Spreaker.
Primera Lectura:

Del libro del Eclesiástico 27, 33–28, 9

El rencor y la ira son cosas detestables, y en ellas es maestro el pecador. Del vengativo se vengará el Señor, estricta cuenta llevará de sus pecados. Perdona a tu prójimo la ofensa recibida, y cuando tú ores alcanzarás perdón de tus pecados. Si uno guarda resentimiento contra su prójimo, ¿cómo puede pedir al Señor la curación? De su semejante no tiene compasión, ¿y pide a Dios perdón? Siendo un simple mortal, guarda rencor; ¿quién, pues, lo librará de sus pecados? Piensa en tu fin y deja el odio; piensa en la muerte y en el sepulcro, y cumple los mandamientos. Acuérdate de lo que ha mandado Dios y no seas rencoroso con el prójimo. Ten en cuenta las disposiciones del Altísimo y excusa las faltas de los otros.
Palabra del Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 102

R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

  • Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
  • Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
  • No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R/.
  • Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.


♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 18, 21-35 ♰

Con ocasión de la enseñanza de Jesús, se acercó Pedro y le dijo: “¿Cuántas veces debo perdonar a un hermano que me haga algún daño? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le respondió: “No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces. En cuanto al perdón, el Padre celestial ejerce su poder como el rey que quiso pedir cuentas a sus funcionarios. Para comenzar le presentaron a uno que le debía sesenta millones de denarios. Y como no tenía con qué pagarle, mandó el rey que lo vendieran a él, a su mujer y a sus hijos y todo lo que tenía, para que le pagara. Pero el funcionario cayó de rodillas ante el rey y le dijo: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo’. El rey se compadeció de él, lo dejó libre y le perdonó la deuda. Pero al salir ese funcionario se encontró con un compañero que le debía cien denarios, y agarrándolo del cuello quería estrangularlo y le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero cayó a sus pies y empezó a rogarle: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré’. Pero el otro no quiso, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara lo que le debía. Sus demás compañeros, al ver lo sucedido, se dolieron muchísimo, y fueron a contarle a su señor todo lo ocurrido. Entonces el rey lo mandó llamar y le dijo: ‘Funcionario despiadado, yo te perdoné toda aquella deuda, porque tú me lo suplicaste. ¿No era lógico que tú también tuvieras compasión de tu compañero, como yo la tuve de ti?’. Y el rey, lleno de ira, se lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada uno no perdona a su hermano de todo corazón”.
Palabra del Señor.

Reflexión

¿Cómo puede un hombre guardar rencor y pedir luego la salud al Señor? Y Dios concede su perdón a quien perdona; así de claro, así de sencillo. Toda esa indulgencia que uno emplea con los demás es la que tendrá el Señor con nosotros, esa es la medida. Mira que Jesús le contesta hoy a Pedro cuando le pregunta si debe perdonar hasta siete veces a su hermano que le ofende, y ¿cuál es la respuesta?: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Para perdonar de corazón, con un total olvido de la injuria recibida, hace falta una gran fe que alimente la caridad, que alimente el amor. Por eso las almas que han estado muy cerca del Señor pues ni siquiera han tenido necesidad de perdonar, porque por grandes que hayan sido las injurias y las calumnias, no se sintieron personalmente ofendidas...pues sabían que el único mal es el mal moral, el pecado; las demás ofensas no llegaban a herirlas. Así que hoy ¿por qué no nos examinamos si guardamos en el corazón algún agravio, alguna cosa, alguna situacioncita, un rencorcito de esos que a veces se nos van quedando y se nos van quedando? ¿Algo por lo que seguramente dejaste de hablar con esa persona, por una injuria real o imaginaria (qué se yo) tantas cosas…? Si nuestro perdón es rápido y sincero, y si le pedimos al Señor por aquellas personas que, quizás sin darse cuenta, nos ofendieron ...vamos a sentir una paz grande. Y a veces son cosas pequeñas las que nos pueden herir... un favor que a veces se les pasa y no nos agradecen, una recompensa justa que nos es negada, una palabra desagradable que nos llega en un momento de cansancio; como también otras pueden ser más graves: una calumnia sobre las personas que amamos...bueno, tantas situaciones. Sea lo que fuere, hay que perdonar con rapidez, sin que nada quede en el alma. Necesitamos desprendimiento y un corazón grande y orientado hacia Dios. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.
Padre Manuel Penagos
Publicado el 12 Sep, 2020
¡Meditemos!
Agradezco que estés aquí porque
este proyecto no sería nada sin ti.

Padre Manuel Penagos

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