Reflexión del Día - Septiembre 08 de 2020

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♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 1, 18-23 ♰

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por el Profeta: “Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa ‘Dios-con-nosotros’”.
Palabra del Señor.

Reflexión

Pensar por un momento en los acontecimientos que hayan acompañado el nacimiento de María pues sería algo utópico ¿no?. El Evangelio no nos habla de eso; quizás ella nació en una ciudad de Galilea y pues aquel día pasó común y corriente, nada se reveló a los hombres. El mundo seguía dándole importancia pues a otros acontecimientos que luego pues serían completamente borrados de la faz de la tierra sin dejar menor huella. Y, con frecuencia, lo más importante para Dios pasa oculto a los ojos de los hombres, que buscan algo extraordinario. Solo en el Cielo hubo fiesta, y fiesta grande. Y si nos ponemos a pensar en cada acontecimiento cada año, tantos años, la Virgen pasa inadvertida. Israel esperaba a esa doncella anunciada en la Escritura, y no sabe que ella vive entre los hombres. Externamente apenas se diferencia de los demás, tenía voluntad, quería, amaba pues con una intensidad difícil de comprender para nosotros, con un amor que en todo se ajustaba al amor de Dios; tenía entendimiento al servicio de los misterios que poco a poco pues ella iba descubriendo y comprendía la perfecta relación que había entre ellos; esas profecías que hablaban del Redentor y entendimiento para aprender cómo se hilaba y cómo se cocinaba. Y tenía memoria: guardaba las cosas en su corazón y pasaba de unos recuerdos a otros.

Hay tantas cosas que podemos decir de la Santísima Virgen María, referencias concretas. Y Nuestra Señora poseía una viva imaginación que la hizo tener una vida llena de iniciativas y de sencillo ingenio en el modo de servir a los demás, de hacerles más llevadera la existencia...a tanta gente, a veces penosa por la enfermedad o por las desgracias, y Dios la contemplaba lleno de amor en los menudos quehaceres de cada día, y se gozaba con un inmenso gozo en esas tareas sin apenas relieve.

Cuando una contempla la vida de la Virgen, su vida normal, uno tiene que sacar una enseñanza de esto: nos enseña a nosotros a orar de tal modo que sepamos hacer lo de todos los días de cara a Dios, a servir a los demás sin ruido, sin hacer valer constantemente los propios derechos o los privilegios que nosotros mismos nos hemos otorgado, y terminar bien el trabajo que tenemos entre manos. Y cuando uno imita bien a la Santísima Virgen María, uno aprende a valorar lo pequeño de los días iguales, a darle sentido sobrenatural a nuestros actos. En estos tiempos de pandemia tantas cosas, tantas pequeñas cosas que nos toca hacer...quizás nadie las ve: limpiar unos muebles, corregir unos datos en el computador, arreglar la cama de un enfermo...no sé, tantas cosas. Estas pequeñas cosas hechas con amor atraen la Misericordia Divina, eso aumenta de continuo la gracia santificante en tu alma, en mi alma. María es el ejemplo acabado de esta entrega diaria, que consiste pues en hacer de la propia vida una ofrenda al Señor. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.
Padre Manuel Penagos
Publicado el 7 Sep, 2020
¡Meditemos!
Agradezco que estés aquí porque
este proyecto no sería nada sin ti.

Padre Manuel Penagos

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