♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 11, 42-46 ♰
En aquel tiempo, dijo el Señor: “¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasan por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos, que les encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle!
¡Ay de ustedes, que son como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!”. Un maestro de la Ley intervino y le dijo: “Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros”. Jesús replicó: “¡Ay de ustedes también, maestros de la Ley, que abruman a la gente con cargas insoportables, mientras ustedes no las tocan ni con un dedo!”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el Evangelio de este día, Jesús señala la mala conducta de los fariseos que viven sin autenticidad, sin coherencia, muestran algo por fuera pero por dentro están vacíos de sentido. Y lo primero que tenemos que pensar en esta oportunidad -porque qué hermoso llegar a esta presencia del Señor- es lo siguiente: reconocernos pequeños; es lo primero que tenemos que hacer.
El Señor dice “ay de ustedes fariseos porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas”, y esos fariseos querían mostrarse como buenos, reconocidos por todos, todo lo hacían para que los vieran. Nosotros, a lo mejor podemos caer en esa tentación; a quién de nosotros no nos gusta, en el fondo, que nos reconozcan, que nos alaguen, que nos vean, que nos aplaudan, que nos quieran, que nos sigan. Pero el camino del Señor propone todo lo contrario, todo lo pequeño, inclusive la humillación y creo que no estamos preparados para eso; haste pequeño, muy pequeño.
Hay que aprender a poner delante de nosotros la humildad y a reconocernos sencillos, a no buscar grandezas. Otra pequeña ayuda para este día -y qué bonito poderlo hacer- es reconocer lo que yo soy. Dice la palabra del Evangelio “ay de ustedes porque son como estos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber”; al Señor le molesta el orgullo. Qué mal que le hacemos al mundo cuando queremos vivir en una realidad a la que no pertenecemos o quizás mostrar algo que no somos. Y aquí lo importante, lo más bello es que tienes que acordarte que Dios te ama a ti, que recibe tu vida como eres.
Así que, no hay que vivir con caretas, con máscaras; piensa cuánto puedes ganar y cuanta presión te puedes quitar si tan sólo te animas a mostrarte como eres con tus debilidades, con tus errores pero en camino a la santidad. Te invito a que lo pongas en práctica. Y tercero, hay que aprender a reconocer a los demás, vivir la misericordia; cuando uno vive esa misericordia deja de imponer, deja de exigir injustamente y vamos a tener una actitud linda y preciosa. Entonces, tu centro debe ser el servicio a los demás.
Que el Señor nos bendiga y nos ayude en este nuevo día. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo, feliz día.