♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 21, 20-25 ♰
Yendo Pedro con Jesús, se volvió y vio que detrás de ellos iba el discípulo a quien Jesús tanto quería, el que en la cena se había recostado en el pecho de Jesús y le había preguntado al Señor quién era el que lo iba a traicionar. Al verlo, le preguntó Pedro a Jesús: “Señor, ¿y con él qué va a pasar?”. Jesús le respondió: “Si yo quiero, él seguirá presente hasta mi vuelta, y eso no es cosa tuya. ¡Tú sígueme!”. Por eso corrió entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no iba a morir.
Pero Jesús no dijo que no iba a morir. Lo que dijo fue: “Si yo quiero, él seguirá presente hasta mi vuelta, y eso no es cosa tuya”. Este discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las escribió, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Pero Jesús realizó muchas otras cosas. Si se escribieran una por una, creo no cabrían en el mundo los libros que habría que escribir.
Palabra del Señor.
Reflexión
No hay nada más maravilloso, que, en esta oportunidad, hacer que el oído haga resonar esa frase, esa palabra, esa expresión de Jesús: “tú sígueme”. Y me está hablando y te está hablando a ti: “tú sígueme”. Son las palabras tan sinceras, tan directas, a Pedro, que el Señor le hace; y son palabras que adquieren un mayor compromiso también hoy, en este tiempo contigo y conmigo “tú sígueme”, y lo habla con nombre propio como se lo dijo a Pedro: fulano, fulana, sígueme. Te mira, él sabe y tu apellido, conoce tu carácter, tu historia, tu comportamiento, tu temperamento… “tú sígueme”. Y basta únicamente recordar, como también en alguna oportunidad se lo dijo Mateo cuando estaba en su oficio de cobrador de impuestos, lo miró, lo amo, y le dijo: “sígueme”. Y así lo hizo con cada uno de los apóstoles, con Pedro, con Andrés, con Simón, con todos… “tu sígueme”.
Yo creo que en cada oportunidad podemos entender, comprender, que en sus huellas vamos encontrando el sentido de nuestra vida y vamos descubriendo que es hermosa, que vale la pena transitar este camino. Si nos damos de corazón a Él y por Él, nos damos de corazón a nuestros hermanos. Quiero animarte, quiero invitarte a que tengas este coraje de soltar todas las seguridades falsas que el mundo, pues, te ha presentado, y arriésgate a esta aventura del seguimiento de Jesús. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.