Reflexión del Día - Mayo 27 de 2020
Listen to "Ep. 50 | MAY:27:2020 Miércoles 7ª Semana de Pascua" on Spreaker.
♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 17, 11b-19 ♰
En la Última Cena, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús: “Padre santo, ampara a mis discípulos, dándoles el mismo nombre que me diste a mí, para que sean uno como nosotros. Cuando yo estaba con ellos, los amparaba con ese mismo nombre, el nombre que me diste; así los protegí, y ninguno de ellos se perdió fuera del que nació para perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora me voy a ti, y todavía en el mundo, digo estas cosas, para que tengan en sí mismos la plenitud de mi alegría.
Yo les comuniqué tus palabras, y el mundo los odió, porque no pertenecen al mundo, como no le pertenezco yo tampoco. No pido que los saques del mundo pero sí que los guardes del Maligno. Ellos no pertenecen al mundo, como no le pertenezco yo tampoco. Santifícalos con la verdad: tus palabras son la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado; y por ellos yo me santifico, para que también los santifique tu verdad”.
Yo les comuniqué tus palabras, y el mundo los odió, porque no pertenecen al mundo, como no le pertenezco yo tampoco. No pido que los saques del mundo pero sí que los guardes del Maligno. Ellos no pertenecen al mundo, como no le pertenezco yo tampoco. Santifícalos con la verdad: tus palabras son la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado; y por ellos yo me santifico, para que también los santifique tu verdad”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Quisiera en esta oportunidad pensamos en tres momentos o puntos que pueden ayudarnos a meditar. Número uno: la oración de intercesión. Mira lo lindo que es encontrar al Señor orando por los demás, por sus hermanos; es una oración preciosa la que acabamos de escuchar, y esto es todo un ejemplo de cómo tú y yo tenemos que aprender a orar; hay que pedir los unos por los otros. A veces la oración está llena de pedidos personales, de mirarnos el ombligo y no preocuparnos por los demás. Qué hermoso ejemplo, el del Señor, hoy, de hablar no solo por mí, no solamente por Él, oró por sus muchachos. Oró por aquellos muchachos y hombres que ejercerían esa evangelización grande. Así que tu oración y la mía se llenen de nombres, caras, historias concretas en las que Dios va a saber escuchar.
Número 2, vivir la santidad en este presente. Mira de qué manera, Jesús, que también pide por los que Él llamó, por los que están cerca de Él, por los que lo buscan; y habla del mundo, porque el mundo los odia como lo odió a Él. Y mira que el Señor dice “ellos están en el mundo pero no son del mundo”; qué interesante es comprender esto porque no tenemos que irnos. Tenemos empezar por la santidad, por confiar en que el Señor nos sostiene y protege para que aprendamos a dar testimonio del amor de Dios. La santidad, tu santidad y la mía consiste en que podemos descubrir la presencia de Dios, que podemos a amarlo cada día; aquí lo que toca es aprender a vivir. Aprender a vivir como santos, como hombres y mujeres justos.
Y número 3, vivir en la verdad. El Señor habla de esa necesidad de evangelizar; es bueno poder renunciar en nuestra vida a la ilusión o a la mentira y acepta la verdad, la única verdad. Eso hay que pedirle al Señor, que podamos vivir el espíritu de la verdad. Y por eso en estos días de preparación a Pentecostés, pues, nos ayude el Señor a tener esto presente. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.
Número 2, vivir la santidad en este presente. Mira de qué manera, Jesús, que también pide por los que Él llamó, por los que están cerca de Él, por los que lo buscan; y habla del mundo, porque el mundo los odia como lo odió a Él. Y mira que el Señor dice “ellos están en el mundo pero no son del mundo”; qué interesante es comprender esto porque no tenemos que irnos. Tenemos empezar por la santidad, por confiar en que el Señor nos sostiene y protege para que aprendamos a dar testimonio del amor de Dios. La santidad, tu santidad y la mía consiste en que podemos descubrir la presencia de Dios, que podemos a amarlo cada día; aquí lo que toca es aprender a vivir. Aprender a vivir como santos, como hombres y mujeres justos.
Y número 3, vivir en la verdad. El Señor habla de esa necesidad de evangelizar; es bueno poder renunciar en nuestra vida a la ilusión o a la mentira y acepta la verdad, la única verdad. Eso hay que pedirle al Señor, que podamos vivir el espíritu de la verdad. Y por eso en estos días de preparación a Pentecostés, pues, nos ayude el Señor a tener esto presente. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.
Padre Manuel Penagos