Reflexión del Día - Mayo 11 de 2020

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♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 14:21-26 ♰

En la Última Cena, dijo Jesús a sus discípulos: “El que es fiel a mis mandamientos y los guarda es quien me ama. Y al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él”. El otro Judas, distinto del Iscariote, le preguntó: “Señor, ¿y qué ha pasado para que quieras revelarte a nosotros y no a todo el mundo?”.

Jesús le respondió: “El que me ama guardará mis palabras; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Pero las palabras que me escuchan no son mías, sino del Padre que me envió. Les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, será quien se lo enseñe todo recordándoles todo cuanto les he dicho”.
Palabra del Señor.

Reflexión

En este Evangelio hay una citación de San Juan de la Cruz, Santo que me ha ayudado en mi vida muchísimo, y él comenta este pasaje con unas frases muy bonitas, muy del alma: «¿Qué más quieres, oh alma, y qué más buscas fuera de ti, pues dentro de ti tienes tus riquezas, tus deleites, tu satisfacción, tu hartura y tu reino, que es tu Amado, a quien desea y busca tu alma?. Gózate y alégrate, en tu interior recogimiento con Él, pues le tienes tan cerca». Así que debemos aprender a tratar cada vez más y mejor a Dios que mora en nosotros. Nuestra alma, por esa presencia Divina, se convierte en un pequeño Cielo. Cuánto bien nos puede hacer esta consideración; a veces pensamos que Dios está muy lejos y está mas cercano y más atento a nuestras cosas que el mejor de los amigos.

Esto me llama también, hoy, a citar a San Agustín. Y el decía que al considerar esta inefable cercanía de Dios… de qué manera lo exclamaba: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé!; he aquí que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba (...). Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me tenían lejos de Ti las cosas que, si no estuviesen en Ti, no serían. Tú me llamaste claramente y rompiste mi sordera; brillaste, resplandeciste y curaste mi ceguedad”.

Precioso ese pensamiento de San Agustín. ¿Y cómo me tiene que ayudar esto a mi hoy? Yo creo que, para hablar con Dios, presente, realmente en el alma y en gracia, es necesario el reconocimiento en humildad; el entrar a tu interior, el recogimiento de tus sentidos que muchas veces tienden a desparramarnos y dejarnos apagados ante las cosas de este mundo. Contemplemos y adoremos hoy al Señor en lo más íntimo del corazón. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo, feliz día.
Padre Manuel Penagos
Publicado el 10 May, 2020
¡Meditemos!
Agradezco que estés aquí porque
este proyecto no sería nada sin ti.

Padre Manuel Penagos

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