Listen to "Ep. 33 | MAY:10:2020 Domingo 5º de Pascua" on Spreaker. Primera Lectura:
De los Hechos de los Apóstoles 6:1-7
Cuando en la Iglesia de Jerusalén fue aumentando el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque las viudas de su grupo eran desatendidas en el servicio diario. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: “No está bien que nosotros descuidemos la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Busquen entre ustedes, hermanos, a siete hombres de buena fama, llenos de Espíritu y sabiduría, y les encomendaremos el atender a esta necesidad.
Nosotros continuaremos dedicados a la oración y al ministerio de la Palabra”. A toda la comunidad le pareció bien esta propuesta, y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía, y los presentaron ante los apóstoles. Ellos hicieron oración y les impusieron las manos. Así la Palabra de Dios fue difundiéndose, y el número de los discípulos aumentó considerablemente en Jerusalén, e incluso un gran número de sacerdotes aceptó con obediencia la fe.
Palabra del Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 32
R/. Venga a nosotros tu misericordia, Señor, como lo esperamos de ti.
- Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
- La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales, Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/.
- Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte, y reanimarlos en tiempos de hambre. R/.
Segunda Lectura:
De la primera carta del apóstol San Pedro, 2:4-9
Queridos hermanos: Acercándose al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a dios por medio de Jesucristo.
Por eso se dice en la escritura: “Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado”. Para ustedes, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos “la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”, y también “piedra de choque y roca de estrellarse”; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Ustedes, en cambio, son un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa,un pueblo adquirido popr Dios para que anuncien las proezas del que los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Palabra del Señor.
♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 14:1-12 ♰
En la Última Cena, dijo Jesús a sus discípulos: “No se inquiete su corazón. Crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, ¿les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando haya ido y les haya preparado el lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino de ese lugar a donde voy”. Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”.
Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me han conocido a mí, conocerán también al Padre. Más aún, ya lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta”. Jesús le respondió: “Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices que les muestre al Padre? ¿No crees tú que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Lo que yo les digo no lo digo por mi propia cuenta. El Padre, que permanece en mí, realiza sus obras. Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Y si no, créanlo a causa de las obras mismas. Les aseguro que el que cree en mí, también hará las obras que hago yo, y las hará aún más grandes. Pues yo me voy al Padre”.
Palabra del Señor.
Reflexión
“Aunque me tiemble el pulso, seré de los tuyos, anunciaré tu Palabra, apoyaré, con mis débiles fuerzas, la Verdad que tu camino me indica. Por tu camino, Señor, creeré y esperaré en la eternidad que me brindas. Soñaré que, más allá de la noche incierta, aguarda un paraíso de felicidad y de plenitud. Por tu camino, Señor, entenderé que, más allá de la casa en la Tierra, me esperas con un sitio cerca del Padre, volverás para cumplir, como siempre lo haces, con tus promesas que superan las nuestras, humanas, caducas y falsas. Por tu camino, Señor, descubriré que, avanzando Tú por delante, eres la vía que lleva al rostro del Padre, eres el sendero iluminado por el Espíritu Santo, eres Aquel que, cuando se mira, encuentra frente a frente al que en el Cielo espera.
Por tu camino, Señor, te veremos y cantaremos la grandeza de creer en Ti. Te conoceremos y, contigo, sabremos de Dios. Te conoceremos y, contigo, viviremos en Dios. Te conoceremos y, contigo, marcharemos al Padre. Viviremos y, viviendo contigo, sentiremos que vivimos con Aquel que te envió”. Amén. Qué oportunidad tan bella de poder orar este Evangelio. Tres momentos importantes que te ayudarán a vivir la vida de manera distinta: que el Señor sea tu camino, que el Señor sea tu vida y que el Señor sea tu verdad. Frente a tantas confusiones, frente a tantas falsedades, frente a la muerte, frente a la enfermedad, Jesús: verdad, camino y vida.
Y en ese día, nada más bello que saludar a todas las mamás; las madres siempre dan y hoy le damos un mejor regalo a ellas: una oración. Por sus cuidados, desde que me llevó en sus entrañas día y noche, por su bondad, su ternura, su desinterés, su entrega total; yo te quiero dar gracias, Señor, por mi madre, a Tí que la escogiste a ella para mostrarme la maravilla del amor maternal. Es imposible recordar todo lo que ella me ha dado, pero Tú sí lo sabes. Y quiero decirte con humildad: gracias por mi mamá. A ella, te la confío con todas sus necesidades presentes y futuras, para que la ayudes y la ames como a tu madre María. Perdona todos los fallos y faltas que haya podido tener, hazla perfecta; vuelca en ella toda tu misericordia como ella ha volcado conmigo tu amor. Trátala siempre como a una reina y permíteme a mí, ser su corona y disfrutar de su cercanía toda la eternidad. Que todos los Santos, nuestra Madre bendita, Señor Jesús, rueguen por mi mamá, amén. ¡Feliz día de las madres!
María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un feliz día, un abrazo fuerte.