♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 8, 23-27 ♰
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; Él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: “¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!”. Él les dijo: “¡Cobardes! ¡Qué poca fe!”. Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: “¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Este relato del Evangelio, en donde Jesús subió a la barca con sus discípulos, en medio de una gran tormenta; esas olas, ese viento, pues asustan, ¿verdad? El miedo se apodera de ellos. ¿Cuántas veces el miedo se apodera, también, de ti? Yo creo que estamos llamados a descubrir, en este día, las veces que las tormentas, que las dificultades, que las pruebas nos quieren alejar del Señor.
Muchas veces, esos desafíos se convierten en el centro de nuestra vida, de nuestra historia y olvidamos que Jesús está ahí, con nosotros; le hacemos más caso al ruido ¿verdad? Basta invocarlo, así como los discípulos lo despertaron, vas a llamarlo para que Él se haga presente y para que el poder de su voz pueda traer la calma, la serenidad. Cuando los discípulos despiertan a Jesús, en medio de su súplica, en medio de su afán, en medio de su miedo, le van diciendo una expresión sencilla; porque es lo que están sintiendo en el momento: “¡sálvanos Señor, nos hundimos!”. Yo creo que podemos invocar y pedirle al Señor con esas palabras de este versículo: “Sálvame Señor porque me hundo”.
Así que, esta palabra del día de hoy sea también un motivo de esperanza, de consuelo, de alegría en medio de este tiempo tan fuerte que vivimos; que ha golpeado tanto nuestras seguridades, nuestra vida, nuestra familia. Mirémoslo a Él, despertémoslo con una fe, con una confianza grande, fuerte; yo creo que esa gran paz que el Señor quiere ofrecernos diariamente, pues, llegará. Llegará la paz, llegará la sanidad, llegarán las respuestas de tanta gente que le ha pedido en su sencilla oración. Invoquémoslo para que Él se haga presente. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.