♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 7, 6.12-14 ♰
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No den lo santo a los perros, ni les echen sus perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozarlos. Traten a los demás como quieren que ellos los traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entren por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Un buen día, mientras iban de camino hacia Jerusalén, uno le pregunto: “Señor, ¿son pocos los que se salven?”. Jesús no le contestó directamente, sino que le dijo “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque muchos intentarán entrar y no podrán”. Y vale la pena, en esta oportunidad, pensar en aquello de esa puerta que es angosta y que es estrecha la senda que conduce a la vida, y que pocos son los que atinan con ella. Y ahí me gustaría solamente detenerme y que juntos meditemos sobre lo que significa esta expresión; ya inclusive nos podemos estar imaginando y recreando la escena.
La vida es como un camino que acaba en Dios, un camino corto; importa, sobre todo, que al llegar se nos abra la puerta y podamos entrar. Hay un canto que de vez en cuando escuchamos en la liturgia de la Iglesia: “Somos los peregrinos y vamos hacia el Cielo”. Y, por tanto, como somos peregrinos, debemos estar al tanto del discernir. Dos sendas, dos actitudes en la vida: buscar lo más cómodo y placentero, regalar el cuerpo y huir del sacrificio y de la penitencia o buscar la voluntad de Dios, aunque cueste. Tener los sentidos guardados y el cuerpo sujeto, vivir como peregrinos que llevan lo justo y se entretienen poco en las cosas porque van de paso. Un camino conduce al Cielo y el otro a la perdición, y son muchos los que andan por él.
Hoy, que sea la oportunidad de saber qué pasos estamos dando. El camino es estrecho, es seguro y es amable y, en medio de esta vida, basta acudir a María Santísima –la Virgen Santa– que nos puede ayudar a alcanzar la fortaleza que necesitamos para dar pasos con decisión, dar los pasos de Jesús, su hijo. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo, feliz día.