♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 13, 36-43 ♰
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: “Acláranos la parábola de la cizaña en el campo”. Él les contestó: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Un abrazo muy especial. Hoy nos encontramos junto a la palabra del Señor en este día precioso porque nos regala su presencia y la luz del Evangelio. Hoy, Jesús se retira luego de haber estado con la multitud, luego de haber estado con los enfermos, con aquellos que lo buscan, y va a la casa, va a descansar. Y allí en la intimidad los discípulos le piden que les explique la parábola de la cizaña, pues donde Jesús pone de manifiesto esa explicación clara y precisa, y muy bella.
La buena semilla son los hijos de Dios; la tierra es el mundo; la cizaña son aquellos que son guiados por el enemigo; el sembrador de la cizaña es el enemigo, el diablo; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores los Ángeles, en donde seremos juzgados cada uno de nosotros, en la medida en que podamos servir al Señor, agradarlo en lo cotidiano, en el día a día.
¿Pero qué significa esta parábola para nosotros? Significa que debemos estar atentos para que la buena semilla del amor de Dios siga creciendo en el corazón, en mi corazón. Pero también hay que estar atentos y vigilantes a la cizaña; esa cizaña que nos perturba, que nos confunde, que no nos permite ver lo que Dios nos va regalando día a día, y hay que pedirle al buen Señor, al buen Dios que podemos reconocer, entender y descubrir su mensaje a través de las palabras.
Hoy la Iglesia también nos pone el ejemplo de San Pedro Poveda, un sacerdote español; un sacerdote que también supo ser buena tierra y dejó crecer la palabra y el amor de Dios en su corazón. Fue humilde, fue bondadoso; instituyó academias, centros pedagógicos, y una obra muy bonita que yo la quiero y la aprecio mucho que es la Institución Teresiana.
Pedro Poveda, un sacerdote que trabajó con las comunidades las cuevas, y eso lo hizo humilde y lo llevó a luchar para cambiar las realidades de pobreza, de injusticia. Yo creo, a la luz del Evangelio de hoy cuánto podemos aprender, cuánto podemos dar, no esperemos grandezas; desde lo pequeño, desde lo sencillo podemos construir. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre, amén. Un abrazo fuerte. Feliz día.