♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 20, 20-28 ♰
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?”. Ella contestó: “Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. Pero Jesús replicó: “No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Contestaron: “Lo somos”. Él les dijo: “Mi cáliz lo beberán; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre”.
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: “Saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Bueno, pues, hoy nos encontramos con este Evangelio y es interesante descubrir cómo el Señor tiene que educar a sus discípulos. Ayer en la pequeña reflexión que hacíamos, hablamos de eso; nos sentamos al lado del Maestro para que nos enseñe y así estamos en este día; una vez más junto a Él, a través de este texto, a través de la emisora, a través de compartir con otra persona, y es interesante descubrir cómo el Señor educa.
Yo creo que el Señor no los eligió porque eran perfectos, porque eran mejores que otros o porque tenían grandes virtudes; los eligió porque quiso. Los llamó, así como estaban, cada uno en lo suyo, cada uno de ellos con su propia historia a cuestas; hoy el Señor necesita discípulos. Así que, te invito a que te llenes de esperanza meditando en tu corazón que el Señor Jesús te mira y te llama; y no hay que mirar para otro lado, no hay que hacernos los desentendidos, a cada uno de nosotros el Señor nos llama.
Y Él sabe que cada uno de nosotros tenemos defectos, errores, que nos equivocamos o que muchas veces las cosas no salen bien; y aún así el Señor confía, te llama. Yo creo que el premio más hermoso que tiene un cristiano es saberse útil al plan de Dios. Y llama aquí la atención esto que le piden a Jesús hoy los discípulos ¿no? La mamá de Santiago y de Juan se postra delante de Él y le pide algo; yo creo que esta imagen nos puede ayudar mucho.
Está muy bien postrarse delante del Señor, está muy bien acudir a Él cuando estamos necesitando algo, orar; pero hay que tener mucho cuidado con caer en la tentación de pedir mal. Hay que revisar cómo se ora, qué es lo que uno ora y qué es lo que uno está pidiendo; y hay que hacer una revisión y mirar cómo viene nuestra oración. Es muy fácil caer en la falta de prioridades a la hora de acercarnos a Dios; creo que antes de servir, antes de hacer cualquier apostolado, misión, lo que sea, antes de hacer cualquier cosa hay que aprender a orar. Que la acción surja de la oración, del estar con Jesús, del saber escucharlo a Él.
Y mira de qué manera los otros diez se indignan contra aquellos hermanos; tal vez no tanto por la actitud que tuvieron, sino porque les habían ganado de mano. Cuántas veces no te enojas con tantas personas que tienen actitudes similares a las tuyas y por eso te cuesta reconocerlas. Muchas veces estas cosas surgen en la misma familia, en el trabajo, en el seminario, en la comunidad de la parroquia; aparecen los celos, las ganas de escalar y somos posesivos, envidiosos, nos comparamos. Lo que es importante es ir superando, con la ayuda de la gracia de Dios estas limitaciones.
Así que te invito a analizar cuáles son tus limitaciones porque hay que pulirlas, y el Señor sabe que tú tienes todas las situaciones; cada uno de nosotros nos conocemos, pero es importante que pongas un poquito de lo tuyo para que se vayan notando cada vez menos. Miren el ejemplo del Señor ¿no? Ustedes no tienen que actuar así; el que quiera ser grande que se haga servidor de ustedes.
No hay que imponer sino proponer, porque la fe se propone; tu misión, mi misión, es el servicio, es la entrega, es la disponibilidad, es la alegría de estar para el otro. Anímate, Dios cuenta contigo. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte.