No existe ningún Dios, fuera de ti, que tenga bajo su cuidado el mundo entero y ante el cual debieras tú justificar tu sentencia. El fundamento de tu justicia es tu propio poder. Teniendo, pues, dominio sobre todos, puedes tener de todos compasión. Hace ostentación de su fuerza el que sabe que no está en posesión del poder absoluto, y por eso censura las libertades de sus propios seguidores. Tú, en cambio, por ser verdaderamente soberano, nos juzgas con clemencia y nos gobiernas con gran misericordia. Tú tienes el poder a tu disposición cuando lo quieras. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano con los otros; y colmaste a tus hijos de esperanza, pues cuando han pecado les das oportunidad de arrepentirse.
Palabra del Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 85
R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.
Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R/.
Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: “Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios”. R/.
Tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R/.
♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 13, 24-43 ♰
Aquel día, propuso Jesús a la multitud esta otra parábola: “Al Reino de los Cielos le sucede lo que a la buena semilla que un hombre sembró en su campo. Cuando todos dormían, vino un enemigo y sembró mala hierba en medio del trigo y se fue. Así que cuando creció el trigo y dio espigas, apareció también la mala hierba. Entonces fueron los trabajadores y le dijeron al patrón: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Por qué hay mala hierba?’. Él les respondió: ‘Eso lo hizo algún enemigo’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba?’. Pero Él les contestó: ‘No, no vaya a ser que al arrancar la mala hierba arranquen también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la cosecha. Cuando llegue el momento de la cosecha, encargaré a los segadores que arranquen primero la mala hierba, la aten en gavillas y la quemen, y que el trigo lo guarden en mis silos’”.
También les propuso esta otra parábola: “Con el Reino de los Cielos pasa lo mismo que con el grano de mostaza que uno siembra en su huerta. Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece la planta, es la mayor de toda la huerta y llega a ser un árbol, hasta el punto de que vienen los pájaros a descansar en sus ramas”. También les dijo esta otra parábola: “Con el Reino de los Cielos pasa lo mismo que con la levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres artesas de harina. Y con solo eso fermentó la masa”.
Todo esto lo dijo Jesús en parábolas a la multitud; sin parábolas no les hablaba. Así debía cumplirse lo que Dios había dicho por medio del profeta: “Voy a abrir la boca para decir parábolas, manifestando lo que estaba oculto desde la fundación del mundo”. Entonces se retiró de la multitud y regresó a casa. Sus discípulos se le acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la mala hierba en el campo”.
Él les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre. El campo es el mundo. La buena semilla son los ciudadanos del Reino de los Cielos. La mala hierba son los seguidores del Maligno. El enemigo que la sembró es el diablo. La cosecha es el fin de los tiempos, los segadores son los ángeles. Como se arranca la mala hierba y se quema en el fuego, así sucederá al fin de los tiempos. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos recogerán de su Reino a todos los que incitan al mal y a todos los malvados, y los echarán al horno encendido; allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre, ¡el que tenga oídos, que oiga!”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Muy bien. Jesús, hoy nos habla del Reino de Dios; es como un campo sembrado, como un fermento en la masa, como un grano de mostaza; y aparentemente es algo pequeño que, hasta puede pasar inadvertido pero después que pasa el tiempo se convierte en algo grande. Y así pasa con el Evangelio en nuestras vidas; a veces creemos que no tiene ningún efecto en nosotros. Cuánta gente me lo ha dicho; a veces que tengo la posibilidad de leer los comentarios en el WhatsApp y me encuentro con la realidad de muchos que me dicen: “no sabe padre el bien que está haciendo”, y uno piensa que eso es tan pequeñito.
Así pasa con el Evangelio en nuestras vidas, y esto produce un efecto. Seguimos siendo los mismos de siempre y por más que pongamos toda la voluntad del mundo, por amar más, por ser más buenos, parece que nada cambia y uno piensa eso. Y es el momento, en este que nos encontramos con nuestra fragilidad, con nuestra impotencia frente a la situación y circunstancia del COVID... en la que Dios encuentra su lugar para actuar en nosotros. Y así como ese pequeño puñado de levadura en medio de mucha harina, en nosotros comienza a ganar terreno hasta que llega a transformar toda la mezcla. Incluso le cambia la consistencia, le cambia el sabor y sirve de alimento para muchos; para todos los que aman a Dios, esto que estamos viviendo será para bien. Dios sueña con algo grande para cada uno de nosotros.
Le pedimos en esta oportunidad al Señor que venga a nuestros corazones, que los transforme, que cada vez sea más Él y menos nosotros, que nos dé la gracia de estar en paciencia, que nos ayude a tener espera por que su obra llegará y mientras esperamos pues, que también vaya madurando y acrecentando el deseo de verlo a Él dentro de nuestras vidas. María, auxilio de los cristianos ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.