♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 11, 28-30 ♰
En aquel tiempo, Jesús exclamó: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Bueno, una vez más un Evangelio muy cortito ¿verdad? Pero es una invitación grande la que Jesús nos hace: ir a Él. Cuántos momentos recorridos en la vida de uno, cuántos momentos de autoevaluación hemos tenido, miramos nuestra vida, miramos nuestro caminar; muchas veces hemos desertado, muchas veces nos hemos sentido cansados y agobiados, muchas veces se nos hace difícil cargar con nuestros dolores, ausencias y nuestros sufrimientos, y el camino es largo y difícil. Y no sabemos a dónde ir; sentimos el peso y el paso del tiempo, nos cansamos, lloramos, renunciamos a seguir cargando la cruz.
Y hay veces en que la vida se nos hace triste, y se escucha en el eco de nuestro corazón la tentación de bajar los brazos y dejar de luchar, abandonar el camino, dejar de esperar y de confiar. Y todo esto tiene su nombre, porque son los momentos en que nuestra vida la acompañan tantas situaciones de egoísmo, de orgullo, de sombras en que no vemos claro, y fácilmente nos confundimos y no podemos distinguir bien, inclusive hasta el dolor nos consume por dentro. El grito de un montón de gente que siente que la vida y la fe se acaban. Pienso en los pobres, pienso en los marginados, pienso en los que son explotados, pienso en los que están solos en este momento, en los que seguramente ya no tienen familia y que viven en un departamento, en una casa, en una habitación, solos, tristes.
Pienso en los que, para la sociedad actual, son los sobrantes, los que no importan. Y por eso hay una invitación, hoy, fuerte; es una invitación de Jesús, vayamos a Él: “vengan los que están cansados y agobiados”; ve a Él. Busca en el corazón de Jesús el calor de hogar que ya no tienes, busca en el corazón de Jesús la vida que seguramente se te acaba, busca solamente en su mirada el volver a ser hombre, el volver a ser mujer en Él. Este “ir a Jesús” no tiene nada que ver con esconderse, huir o escaparse del mundo. Que ese corazón nos enseñe, hoy, a vivir un nuevo modelo de vida cristiana que necesita este mundo. Vayamos a Él, no para evadir sino para tomar fuerzas. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.