♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 8, 28-34 ♰
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: “¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?”. Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: “Si nos echas, mándanos a la piara”. Jesús les dijo: “Vayan”. Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Palabra del Señor.
Reflexión
Muy bien. Aunque no lo crean muchos, a veces nos quedamos ante el mal, quietos; es más, antes de acudir a Dios le damos más poder al mal y le tememos. Y al tener miedo, nos paralizamos y no hacemos nada, no se hace nada como se ve en el Evangelio de hoy; dos endemoniados y nadie hacía nada. Estaban completamente excluidos de la sociedad; una sociedad egoísta, que antes de alegarse por el bien de aquellos hermanos qué Jesús había curado, pues, decidieron excluir a Dios, y le piden: “por favor vete de nuestro territorio”. Le dan más importancia a lo material, están enceguecidos en el egoísmo, en el fondo enceguecidos por el mal, por el demonio, y en este momento podríamos preguntarnos si nosotros somos esa clase de personas: ¿qué me interesa más: el bien de las personas o me interesa más lo material?
Qué bueno preguntarme si soy generoso o si pertenezco a una sociedad materialista y egoísta, que no le importa dejar excluidas a las personas. Qué bueno interrogarme en este preciso momento si pertenezco a esta sociedad que deja de lado a Dios y lo excluye, porque el mal es reflejo de nuestros egoísmos. Muchos de nosotros que creemos que, seguramente, queremos que el mal no esté entre nosotros, en nuestras vidas, en nuestros grupos, pues, tenemos que acercarnos. Y en la medida en que cada uno de nosotros viva con Jesús, viva en la presencia de Dios, el mal de nuestro alrededor será expulsado.
Te invito, hoy, a que esta enseñanza te pueda ayudar a vivir en la presencia de Jesús, desde la oración, desde los sacramentos, desde la generosidad. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Feliz día.