Me engañaste, Señor, y me dejé convencer. Eras más fuerte y me dominaste. A toda hora me ponen en ridículo, todos se burlan de mí. Siempre que hablo, es para pedir socorro gritando ante la violencia y los desastres. La Palabra que el Señor me encomendó ha hecho de mí el blanco permanente de ultrajes y sarcasmos. Y cuando resuelvo no pensar más en Él ni volver a hablar en nombre suyo, entonces su palabra, reprimida en mi pecho, se convierte en fuego que me devora las entrañas; y me canso luchando, pero no logro detenerlo.
Palabra del Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 62
R/. Mi alma está sedienta de ti, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.
¡Cómo te contemplaba en el santuario, viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R/.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de manjares exquisitos y mis labios te alabarán jubilosos. R/.
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene. R/.
♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 6, 17-29 ♰
Después que Pedro lo reconoció como el Mesías, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas del sanedrín, padecer la muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llamó aparte y empezó a ponerle reparos. Le decía: “¡Jamás, Señor! Eso no te puede suceder”. Jesús se volvió y le dijo: “¡Déjame seguir mi camino, Satanás! Me estorbas, porque tus ideas no son las de Dios sino las de los hombres”.
Y luego les dijo a sus discípulos: “Si alguien quiere venir conmigo, renuncie a sí mismo, cargue su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la conservará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde la vida? ¿Con qué podrá pagar uno su vida? Porque va a venir el Hijo del hombre con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada cual según lo que haya hecho”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Quizás en nuestro tiempo encontramos también muchos que no sienten las cosas de Dios sino propiamente las cosas de los hombres, y se tiene la mirada en lo de aquí abajo, en lo terrenal, en los bienes materiales como si fuera lo único real y verdadero. Y nuestra humanidad sufre porque lo único que encuentra enquistar en su vida es el materialismo que lo invade, que lo penetra todo. Vivimos una ideología hedonista según la cual el placer es el fin supremo de la vida; impregna también especialmente las costumbres y los modos de vida en naciones económicamente desarrolladas pero también es el estilo de vida de grupos cada vez más numerosos en países más pobres.
Este materialismo radical, pues ahoga el sentido religioso de todos los pueblos, de todas las personas. Todo esto se opone a la doctrina del Señor, y que una y otra vez nos está invitando a tomar la cruz como condición necesaria para seguirle. Uno ve en la cruz algo negativo pero el sentido de la cruz tiene un nombre y es amor; es amar como Dios ama, es amar haciendo el bien, no buscando el mal, no buscando subyugar al otro, esclavizar al otro, exprimir al otro. Y solo el alma que lucha por mantenerse en Dios permanecerá en una juventud hasta que llegue el encuentro con el Señor; todo lo demás pasa -y deprisa-.
Y por eso mira de qué manera el Señor, hoy me habla muy clarito: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma, o, qué podrá dar el hombre a cambio de su alma? Inclusive todo este bien temporal que tú y yo tenemos obligación de procurar como la técnica, la ciencia, pues esto debe estar al servicio de la dignidad de las personas; solo con un amor recto. Así que, enraicemos este amor en la generosidad y en el sacrificio de alcanzar el cielo; que nuestra Madre bendita nos ayude a perseguir y a perseverar día a día el amor de Dios. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Que tengas un bonito día.