En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Les aseguro que difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios”. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: “Entonces, ¿quién puede salvarse?”. Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo”. Entonces le dijo Pedro: “Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?”. Jesús les dijo: “Les aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Quien pone su corazón en los bienes de la Tierra -y hay que decirlo muy claro- se incapacita para encontrar al Señor; porque el hombre puede tener como fin a Dios o poner la riqueza como meta de su vida. Podemos hablar del lujo, podemos hablar de la comodidad, podemos hablar de poseer más. El que pone su deseo en las cosas de la Tierra como si fueran un bien absoluto, pues comete una especie de idolatría, y de esa manera se corrompe el alma como se corrompe con la impureza. Con frecuencia va a terminar uniéndose a los principios de este mundo que se levantan contra Dios, contra Cristo, y tú cómo cristiano debes examinar con frecuencia si amas la sobriedad y la templanza.
Si yo soy parco en las necesidades personales restringiendo los gastos superfluos, no cediendo a los caprichos, vigilando la tendencia a crearse falsas necesidades... creo que lo mejor que uno puede tener en la vida es esa pobreza del cristiano corriente que se ha de santificar en medio de sus tareas, en medio del día a día. No solamente es algo externo -tener o no tener vienes materiales-, se trata de algo más profundo que afecta el corazón, que afecta el espíritu del hombre; aquí lo que quiero decir es ser humildes ante Dios. Es saberse sentir necesitado de Él, en ser piadoso, en tener una fe rendida que se manifiesta en la vida y en las obras; yo creo que si estas virtudes están en tu corazón y además abundancia de bienes materiales, la actitud de cristiano ha de ser la del desprendimiento, la de la caridad generosa -mucha gente no entiende esto-.
El que no posee bienes materiales, no por ello está justificado ante Dios si no se esfuerza por adquirir las virtudes que contribuyen a la verdadera pobreza. Yo creo que también en la escasez puede manifestar su generosidad y también debe estar desprendido de lo poquísimo de lo que dispone. Es una muy bonita oportunidad de mirar hoy, la rectitud con la que usamos los bienes y si tenemos el corazón puesto en el Señor desasido de lo mucho o de lo poco que tenemos. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, feliz día.