Listen to "Ep. 121 | AGO:06:2020 Transfiguración del Señor" on Spreaker. ♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 17, 1-9 ♰
En cierta ocasión llamó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los llevó a un monte alto y apartado. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y su vestido se volvió blanco como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Jesús.
Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno que estemos nosotros aquí! Si quieres, hago aquí tres enramadas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Todavía estaba él hablando, cuando apareció una nube luminosa que se posó sobre ellos. Entonces se oyó una voz que salía de la nube y decía: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo mi complacencia. Escúchenlo”. Al oír esto los discípulos, se postraron en el suelo, llenos de temor.
Jesús se acercó, los tocó y les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Y al levantar la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. Cuando bajaban del monte, les ordenó Jesús que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Palabra del Señor.
Reflexión
Lo que significa la montaña a la que hoy accede el Señor es lugar de encuentro especial con Dios; muchas veces Jesús se retiraba a la montaña para rezar. Y Él se transfigura, su rostro se hace resplandeciente como el sol, las vestiduras blancas, y hay un dialogo profundo con Moisés y con Elías.
Estos dos personajes son representantes del Antiguo Testamento; uno es el que liberó de la esclavitud al pueblo de Israel, y el otro el gran profeta que guió a ese pueblo desde el camino (de la salida) hacia Dios. Y se escucha una voz, en ese diálogo en el cual se habla de su futura muerte y resurrección; y es la voz de Padre: “este es mi Hijo, el elegido, escúchenlo”. Y cuando se escucha esta voz, Jesús queda sólo; los discípulos quedan perplejos por todo esto.
Y Pedro -interpretando la alegría de ellos-, al verlo le dice quedémonos aquí, se siente muy bien estar acá. Y qué lindo quedarnos en contemplación, pero Jesús les dice tenemos que bajar; bajar a la realidad implica también ese subir otra montaña, la montaña del calvario. Así que del Monte Tabor de la transfiguración al monte calvario de la pasión y muerte, pues es un camino; y esto es importante pensarlo para nuestra vida.
Cuántas veces pensamos que nos quedamos sólo en el momento de la gloria y del triunfo, y en nuestra vida también hay momento de dolor. Cuántas veces también pensamos que estamos sumergidos solamente en momentos de dolor, cuando tenemos tantas oportunidades para vivir la alegría. Hoy te quiero invitar a que escuches la voz del Padre que nos vuelve a repetir, en el momento del dolor o en el momento del triunfo también: “este es mi Hijo, escúchenlo; Él les ayuda a dar sentido a su vida”.
Ayúdame, Señor, a escuchar esta voz que me da esperanza, que me da amor, que me da compromiso. Señor, que no me encandile con los momentos del triunfo; que sepa, Señor, compartir el triunfo con la cruz, y pueda saber y aprender cada día mejor que, siguiendo tu palabra, yo puedo encontrarle sentido a mi vida, gracias. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte.