♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 6:35-40 ♰
Jesús dijo a la gente: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen. Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Gracias Señor porque me permites estar aquí en tu presencia en esta oportunidad. Permíteme, Señor, bendecir a esta persona que escucha tu palabra. Entra en su vida y transforma su tristeza en alegría, su intranquilidad en paz, su oscuridad en luz, su enfermedad en vida. Hoy, al escuchar el Evangelio basta únicamente tener el deseo de querer. Hoy Jesús dice: -el que viene a mi jamás tendrá hambre-. Así que, ahí hay una decisión de ir, de querer, de desear la Eucaristía, porque la Eucaristía involucra nuestra voluntad, el querer: yo quiero ir, quiero compartir, celebrar y dejar todo en las manos de Jesús. Yo deseo recibirlo y lo hago a través de su palabra en esta oportunidad.
Qué bello participar activamente y valorar la Santa Misa en este momento que estamos viviendo. Hay tantas cosas, tantas ataduras, muchas veces pasan por nuestro querer y le vamos permitiendo a tantas situaciones paganas quedarse en la vida, en el corazón; pero, el querer es distinto: es aceptar que lo que voy a recibir es mejor, y el Señor mismo se ofrece. Pídele al Señor la gracia de tener un convencimiento interior que te ayude a crecer, que te ayude a desear. Creo que es una gracia que hay que pedir para compartirle a los demás: querer.
En segundo lugar: creer, porque el Señor también dice -ya se los he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen-. Miren que el reclamo que les hace Jesús es el no creer. Acuérdense que la fe, el creer mueven montañas, que eso de creer moviliza y le da sentido a la vida, a tu día. Así que, la definición más linda que alguna vez escuché sobre la fe es: ver la vida con los ojos de Dios, y esto es bello porque nos da la clave para caminar por este mundo. Mirar todo como lo mira Dios: no solamente descubrirlo a Él sino también descubrir su presencia en los demás y en mi propio corazón.
Lo tercero es seguir. El Señor nos invita a que revisemos la vida, la voluntad y la trabajemos, dejándonos ver cómo fue su propia voluntad, y Él dice: -he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad sino la de aquel que me envió-. Y el Señor vino a realizar la voluntad del Padre. Tú y yo tenemos que descubrir cuál es esa voluntad en nuestra vida y debemos tener el deseo de seguir. Quédate tranquilo que Dios no juega a las escondidas contigo, todo lo contrario. El Señor se va mostrando a través de signos. Hoy, pídele que te regale su Espíritu Santo para que puedas crecer, para que puedas creer, seguir y querer.
María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte.