Reflexión del Día - Abril 24 de 2020

Listen to "Ep. 17 | ABR:24:2020 Viernes 2ª Semana de Pascua" on Spreaker.

♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 6:1-15 ♰

Después de esto, Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan".

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.

Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra del Señor.

Reflexión

Guardemos por un momento en la memoria esta frase dicha en el Evangelio del día de hoy: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". Pensando en en esta frase recordé una anécdota que alguna vez me contaron, de un niño que estaba aprendiendo a tocar el piano. Su mamá, buscando fomentar en el niño el gusto por la música, llevó al niño a un concierto de estos en aquella ciudad, en donde un gran pianista iba a interpretar el piano. El teatro estaba a reventar porque era muy renombrado ese hombre, y mientras que llegaba el pianista, el niño se paseaba por aquí y por allá. Depronto, subió al escenario y como su atracción era el piano, se sienta al piano y comenzó a tocar una pieza musical, la única que sabía: “La cucaracha”. Seguramente algún maestro, algún profesor, le había enseñado a tocar algunas notas de esa canción.

De pronto el pianista sintió que estaba sonando el piano, se asoma y ve al niño; el niño se exalta y deja de tocar. Se acerca el pianista y le dice al oído: -por favor sigue tocando-, y con mucho cariño, el niño comienza de nuevo la canción y el pianista se sienta al lado, empezó a tocar acordes en el piano y fue haciendo preciosos arreglos musicales a la humilde y sencilla canción que el niño podía tocar. La gente que estaba ahí en ese teatro decía que era la pieza más hermosa y emocionante de todo el concierto: una canción tocada a cuatro manos entre un pequeño y sencillo niño, y un gran famoso pianista. Eso a mí, me hace recordarlo el Evangelio; me hace conmoverme, porque justamente así como ese pianista, es como Dios actúa con nosotros.

Dios sabe de nuestras muchas necesidades, sabe de las necesidades del mundo, sabe lo que estamos viviendo en este momento conoce de fondo lo que estamos sintiendo; también conoce el dolor de los que hemos perdido un familiar, sabe también que muchas veces en nuestra vida es muy poco lo que nosotros podemos hacer frente a nuestros problemas; también sabe que muchísimas veces nos supera la enorme desproporción que hay entre nuestras necesidades y nuestras posibilidades. Dios nos ha escuchado también a nosotros preguntarnos alguna vez ¿qué puedo hacer con esto tan poco que soy, con esto que no es nada ante grandes problemas?.

La tentación de los discípulos también la experimentamos nosotros: “Señor es imposible alimentar esta multitud con cinco panes y dos peces” y ahí es, en ese instante, en el que Dios aparece en escena. Es el momento en el que Dios se sube al escenario, en que Dios también pone sus manos en nuestro piano y nos dice cariñosamente al oído -sigue tocando, sigue adelante, continúa dando lo que tienes, lo que puedes, confía, yo haré el resto-. Y entonces es Dios mismo quien hace todos los arreglos a nuestra pobre vida, a nuestra humilde canción. Es Dios mismo, quien se pone manos a la obra. Es ahí precisamente donde está el gran misterio del milagro de hoy, en que si lo permitimos, es Dios que mete mano en nuestras vidas, en nuestra historia, en nuestros problemas y nuestras necesidades.

¿Qué son cinco panes y dos peces ante tanta necesidad?: nada; pero, ¿que son cinco panes y dos peces en manos de Dios?: todo. Hoy le pido al Señor que te bendiga porque tenemos un Padre bueno que ante toda dificultad llega cariñosamente a nuestros oídos para decirnos: -sigue tocando, sigue adelante, sigue caminando, sigue levantándote, sigue cantando-. María, auxilio de los cristianos ruega por nosotros y gracias María por recordarme también en este momento lo que tu Hijo, Jesús, nos dice y que tú misma nos recomiendas: -haced lo que Él os diga, sigue tocando-. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti. Un abrazo fuerte.
Padre Manuel Penagos
Publicado el 24 Abr, 2020
¡Meditemos!
Agradezco que estés aquí porque
este proyecto no sería nada sin ti.

Padre Manuel Penagos

Copyright 2023 ©️