1. El Señor resucitado está en tu vida diaria; quiero que así mismo lo comprendas y lo medites. El lunes pasado cuando celebraba la Santa Misa yo tomaba la figura de Galilea, que para los discípulos es el lugar de su vida familiar, de su vida laboral, el lugar del día a día y allí donde el Señor los convoca, ¿recuerdan?. El Señor nos está hablando también a nosotros diciéndonos que nos espera resucitado precisamente allí en nuestras familias, en el entorno que nos ha tocado vivir, ahí en esa brega cotidiana nos espera el Señor con los nuestros, sentado en medio de los de los que amamos. Ahí nos espera el Señor resucitado.
2. Él nos llama a tirar nuevamente la red al otro lado. Cuando Cristo llama nos está recordando que con nuestras formas viejas de pescar no vamos a lograr nada; aquí se trata de pescar hacia un lado nuevo, de pescar resucitados. Así que te invito a lanzar la red hacia el lado de la fecundidad, hacia el lado de la salud, de la vida, hacia el lado de la abundancia que el resucitado nos quiere regalar y que tengamos en el corazón la esperanza que de esto que estamos viviendo vamos a aprender muchas cosas buenas.
3. El Señor quiere regalarnos hoy la vista de Juan y la tenacidad de Pedro. Aquí hay algo muy importante, como dice el libro de El Principito de Saint-Exupéry que no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos. El discípulo que no sólo está mirando con los ojos sino que además mira con el corazón, pues mira con el amor. Así que si tú quieres ver al resucitado empieza a mirar más tu corazón, empieza a buscarlo más con el amor.
4. El Señor nos regala una última pista para que podamos también nosotros encontrarlo: la Eucaristía. -Búsquenme en la comunidad- y ahí está; no podemos olvidar jamás que si te alejas de la comunidad te alejas del resucitado, te alejas de la eucaristía. Así que Él está ahí, en medio de tu vida, en medio de tu casa trayendo vida en abundancia, pesca fecunda, y por eso te invito a que ojalá hoy sea un compromiso, claro y lleno de vida, de mirar a otro lado, no con ojos de pesadez, de negativismo.
Te invito a lanzar la red y la mirada al otro lado porque de aquí salimos todos. Seguramente recordamos a los que han partido, a los médicos, a los que se han sido héroes, a los que están en primera línea. Dios bendiga a los enfermeros, farmaceutas, a los médicos, al personal militar, Dios bendiga a todos los que están poniendole el corazón y el alma a sus hermanos. Un abrazo para ellos. María, auxilio de los cristianos ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y te acompañe siempre. Donde quiera que estés, en la radio, en la televisión, en la sala de casa, en tu habitación, en tu dispositivo móvil, un abrazo muy fuerte.