Qué lindo es poder leer este Evangelio hoy y llenarnos de gozo y de alegría porque Jesús resucitó. Qué lindo es poder celebrar la palabra en este día con ustedes; qué lindo es celebrar la Pascua; qué lindo poder alegrarnos con Jesús que vence toda oscuridad, toda tiniebla, toda maldad y todo pecado; por eso no podemos quedarnos ajenos a esta alegría y a este acontecimiento. Jesús victorioso se eleva y en medio de tanta pasión y muerte, surge la vida de entre las tinieblas; en medio de todo este COVID-19, la vida está de por medio, la vida vence la muerte.
Hemos venido acompañando en estos días a Jesús, padeciendo con Él, en tantos que sufren con esta pandemia; pienso en los médicos, en las fuerzas militares, pienso en esas personas que son las que están en primera línea, batallando, poniendo lo mejor de cada uno por ayudar, por bendecir, por cuidar la vida… y creo que la pasión del Señor les dará esa fuerza para animar, acompañar y cuidar al otro.
Hoy te invito a que tengamos y acojamos esta vida nueva, y esto es muy profundo. No podemos quedarnos sentados mirando atrás lo que ya pasó; no podemos quedarnos sentados llorando ante sepulcro o ante la muerte, no. Esto nos dará fuerzas, nos dará impulso para coger esta nueva vida que empezamos; no podemos eternizar esta circunstancia que estamos viviendo, de muerte. No podemos ser cristianos, en serio, sino resucitamos con Jesús. Que la vida de Él nos enseñe que al dar el paso de fe todo cambia.
Te invito a tener vida nueva en Él, porque nuevas oportunidades vendrán. María, auxilio de los cristianos ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Un abrazo fuerte, ¡unidos podemos!